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En México las investigaciones sobre bullying son muy escasas, a pesar de que se tiene conciencia del fenómeno desde hace tiempo.



Hace algunos años el Dr. Arturo Loredo Abdalá, director de la Clínica de Atención Integral del Niño Maltratado, y un grupo de investigadores, decidieron hacer una investigación sobre bullying cuando descubrieron que una gran cantidad de niños llegaba a los hospitales con narices rotas, descalabros o contusiones, por haber sido arrojados de las escaleras de la escuela.

La investigación sobre bullying se inició a finales de 2007 y concluyó en 2008. A pesar de que el fenómeno de Bullying se conocía en México desde los años 80' había muy pocas investigaciones al respecto, por lo que se recurrió a un modelo español como base para hacer el estudio. El primer piloto se aplicó en una escuela secundaria pública de la delegación Coyoacán, a cargo de la pediatra Lizbeth Flores Pérez y participaron 500 estudiantes.

La investigación sobre bullying reveló que el 30% de la población escolar era agresora. Esta cifra coincidió con un estudio similar que se realizó en Guadalajara a nivel preparatoria y también con la frecuencia reportada en otras investigaciones sobre bullying efectuadas en Italia, España, Reino Unido, Australia, Corea y Japón.

Las agresiones se registraban en los baños y en el salón de clases aún en presencia del maestro. Además los alumnos se cubrían unos a otros, porque si se descubría que algún chico tenía problemas de indisciplina le podían negar el certificado escolar.

Aunque se reconoce que hay violencia en las aulas, sólo investigaciones como ésta han podido comprobar la gravedad de la situación, que muchos aún se niegan a entender.


Los niños que son víctimas de bullying pueden caer en una fuerte depresión que termina en suicidio o intento de.



Tal fue el caso de un chico de 14 años que ingresó al Instituto Nacional de Pediatría (INP). El muchacho era tartamudo, muy tímido, usaba lentes. Había sufrido tal acoso, burlas y maltrato en la escuela, que una noche decidió tirarse por la ventana.

Sin embargo, existen otros casos en donde el chico agredido se convierte a su vez en agresor.

Así le pasó a una joven madre de 18 años que había sufrido maltrato en su casa y en la escuela. Poco agraciada, gorda, muy morena y desaliñada, era presa de constantes burlas y vejaciones de sus compañeros de la secundaria: una vez le pegaron 20 chicles en el pelo. Dejó la escuela, sufría de una gran depresión e inseguridad; luego de diversas parejas sexuales se embarazó, y repitió en su hijo el mismo patrón de agresiones a tal grado que el menor fue ingresado en el hospital por diversas contusiones en el cuerpo, el bebé tenía menos de un año.

El bullying tiene severas consecuencias, no sólo para el afectado sino también en terceras personas. Como vemos, no es "cosa de niños".




Según las estadísticas, entre los motivos principales para molestar a las víctimas está su apariencia, nivel social y orientación sexual; en general, el hecho de que no encajan con los demás. Así lo también señala la página web KidsHealth, de la fundación Nemours.

Sin embargo, cualquier pretexto servirá al agresor para abusar de sus víctimas, el motivo realmente no es relevante.

Algunos atacan a sus víctimas físicamente, lo cual incluye empujones, golpes o hasta ataques sexuales; otros usan el control psicológico o los insultos. La intimidación también incluye el envío de mensajes instantáneos o correos electrónicos crueles o subir material ofensivo a la red.

Cuando estos episodios son continuos, el bullying puede dejar a las víctimas en un estado de temor constante, afectando su rendimiento acadnémico y salud.

Los estudios demuestran que los menores que son presa del abuso de sus compañeros presentan riesgos de tener problemas de salud mental como baja autoestima, estrés, depresión o ansiedad, y es posible que piensen más en el sucidio.

Los agresores también están en riesgo, pues la violencia crece con ellos. Se calcula que uno de cada cuatro niños que fueron intimidadores en la primaria, tendrán antecedentes criminiales antes de cumplir los 30 años. Algunos terminan siendo rechazados y pueden fracasar en la escuela.




El bullying ocurre cuando los niños o adolescentes son atormentados continuamente por otro u otros con más poder, ya sea por su fortaleza física o por su nivel social.

Este nombre lo creó en 1993 el psicólogo escandinavo Dan Olweus, de la Universidad de Bergen (Noruega), a partir de estudios realizados en los años 70' sobre el suicidio de algunos adolescentes. Encontró que estos jóvenes habían sido víctimas de agresión física y emocional de parte de sus compañeros de escuela.

Dan Olweus es el psicólogo que lleva más años estudiando el fenómeno Bullying. Eligió esta palabra por su parecido con "Mobbing", término que se utiliza en Etiología para describir el fenómeno en que un grupo de pájaros ataca a un individuo de otra especie.

De hecho, la palabra "mobbing" también se utiliza para designar una conducta muy similar al bullying pero en el ambiente laboral.

El bullying crea un desequilibrio de poder, cuando un grupo o individuo tiene una conducta negativa, agresiva y repetitiva sobre alguien que tiene problemas para defenderse. El fenómeno ha existido desde siempre, pero anteriormente se consideraba una conducta normal y no un problema social.




Las siguientes declaraciones son de alumnos que cursan algún grado de educación básica en México. Se registraron en un cuestionario sobre maltrato e intimidación entre compañeros, aplicado por la Secretaría de Educación del Distrito Federal en coordinación con la Universidad Intercontinental. Aplicó a 3500 menores entre 9 y 17 años, en 29 primarias y secundarias de la Ciudad de México desde agosto de 2008.

Se les preguntó con qué frecuencia se presenta la violencia en la escuela y de qué tipo; qué piensan y sienten cuando son agredidos o agresores o presencian una agresión, y las estrategias que siguen: "protestas, te quedas callado, denuncias", y también qué hacen los adultos al respecto.

Resultó que el 92% de los alumnos encuestados han estado frente a este fenómeno de maltrato llamado bullying.


Niño de primaria: "No me di cuenta, pero me habían puesto un letrero en la espalada que decía 'Pégame' y entonces algunos de mis compañeros comenzaron a pegarme en todo mi cuerpo, sobretodo en la cabeza... me sentí muy mal".


Alumna de secundaria: "Mis amigas no me dejaban jugar con ellas porque no traía chamarra de marca. Cuando por fin logré convencer a mis papás para que me compraran una, me molestaban diciendo que era pirata... me sentí muy humillada".


Alumno de secundaria: "Me manda mensajitos a mi celular de que me esperan a la salida para pegarme o se meten al chat y me escriben que me van a violar".




Si preguntamos a los niños a qué van a la escuela, generalmente responden: "a estudiar". Si hacemos la misma pregunta a los padres, ellos dicen: "a aprender". En ambos casos la escuela se ve únicamente como transmisora de conocimiento.

De aquí que muchos profesores tengan presente que su obligación es enseñarle matemáticas al niño a como dé lugar, y que no es su problema si el alumno es golpeado o se lleva mal con algún compañero.

En los últimos años, este concepto de escuela se ha tratado de modificar. Después de todo, la escuela es otro centro de convivencia en donde nuestros hijos pasan y pasarán gran parte de su vida. La escuela, además de transmitir conocimientos académicos, debe ser transmisora de valores.

Los valores se expresan en reglas, en una escuela jamás se deberían permitir los gritos, insultos o burlas. Y no debe ser problema menor ver a dos estudiantes pelear o quitar cosas a otros; sin embargo, algunos profesores se excusan con la frase "soy su maestro, no su mamá".

Sí es cierto, la fuente principal de los valores son los padres y la familia; pero eso no le quita su responsabilidad al profesor -una figura de autoridad-, como guía para los estudiantes. Recordemos que los niños están en una etapa de formación, y si no tiene las mismas reglas tanto en casa como en la escuela entonces aprenderá a manipular.

Si en la escuela no hay valores ni reglas, el niño aprenderá que para mantener contentos a sus padres seguirá las reglas en casa; pero que en la escuela (y el mundo exterior) puede hacer lo que quiera sin consecuencias.

La escuela debe ser también un centro de aprendizaje para enfrentarse a problemas sociales como la intimidación. Y los profesores deben ser parte activa en este proceso.




En varias escuelas -aún cuando lo hacen con las mejores intenciones- suelen "carear" al agresor con la víctima. Es decir, el abusador le pega o empuja a un niño y entonces los dos son llevados a la dirección. Estando ahí sucede lo siguiente:


1. El director(a) pregunta que pasó (mientras el niño abusivo mira de reojo a su compañero en espera de su respuesta).

2. La víctima bien podría no decir nada, aunque en la mayoría de los casos el niño confía en los adultos para resolver el problema. Así que cuenta lo sucedido.

3. El director(a) exige al agresor que se disculpe con su compañero y le hace prometer que "eso no volverá a pasar".

4. Salen los niños de la dirección y el abusivo le propina tremenda paliza a su compañero por "soplón".

5. El niño agredido JAMÁS vuelve a denunciar a su agresor.


Esto es lo que pasa la mayoría de las veces. De hecho, el careo es una técnica utilizada en los reclusorios. La diferencia está en que el criminal encarcelado no saldrá para vengarse, aunque si pudiera lo haría; pero en la escuela el niño abusivo seguirá libre para hacerle pagar a su denunciante.

La técnica del careo en los niños no funciona (incluso se pone en duda su eficacia entre los adultos), cuando se utiliza se pone en riesgo al denunciante, no se le protege y además se deja libre al agresor sin ninguna consecuencia por su comportamiento. Pedir disculpas no es una consecuencia, es una concesión que hace el abusivo para salir rápidamente del asunto.

Además, en una situación así se sigue minimizando la agresión. Se considera por alguna razón, que un golpe se arregla con una disculpa; cuando en el mundo adulto si alguien nos golpeara (conocido o desconocido) llamaríamos a la policía para que lo arresten o lo multen, además de alguna orden de restricción para que esa persona jamás vuelva a estar cerca de nosotros.

Hay ocasiones también en que se castiga a los dos niños, pero sin resolver el problema. Después de la sanción el agresor seguirá golpeando a la víctima.

Lo cierto es que debe haber consecuencias claras para el agresor y protección para la víctima. Dejar de lado prácticas inútiles como el careo entre niños, y ante cualquier agresión informar a los padres de familia. Si es necesaria la expulsión, pues entonces tiene que hacerse.

Si en el fútbol profesional (que es un juego) no se permiten los golpes, y los jugadores son expulsados cuando alguien es lastimado o a la segunda amonestación; entonces tampoco se tendrían que tomar a la ligera las agresiones entre menores.




En estos días se estrenó la cinta "The Karate Kid", el remake de la vieja película con Ralph Macchio y Pat Morita.

La historia de la primera película está basada en un hecho real, en donde un niño era víctima de bullying en su escuela. Cuando comenzaron las agresiones el niño se lo contó a su mamá, y ella -preocupada por la seguridad de su hijo- lo metió a clases de karate.

Sí, para el niño fue la solución, nadie más se volvió a meter con él pero... ¿qué hay de aquellos niños que no cuentan con la habilidad para estudiar artes marciales? ¿o que sus padres no se pueden dar el lujo de pagar esas clases?

Muchos padres enseñan: "Si te pegan, pégales". Si el niño tiene fuerza suficiente será afortunado; pero si no, entonces el remedio es peor que la enfermedad, porque el chico quedará humillado y los ataques aumentarán.

El dicho "Si te pegan, pégales", no hace más que reafirmar que la conducta violenta está bien y que aquéllos que son golpeados se lo merecen por no defenderse; en donde el verbo defender adquiere el significado de "golpear... y ganar".

La realidad es que nadie tiene por qué sufrir agresiones, tanto si puede "defenderse" de ellas como si no. Nadie merece recibir golpes e insultos.

Por cierto, si alguien está interesado en ver la nueva película The Karate Kid on line, la pueden ver aquí:








Hasta hace algunos años, se consideraba que el bullying no traspasaba las paredes de la escuela. El niño acosado sólo era molestado en su salón de clases y el patio escolar, pero seguramente podía contar con la tranquilidad del hogar.

Hoy día, los nuevos medios de comunicación han cambiado eso. Ahora se habla del cyber bullying. Los niños no sólo son molestados en las aulas, sino también a través de Internet. Reciben insultos en su correo, perfiles de redes sociales o en sitios especialmente diseñados para dejar agresiones a los compañeros de clase. Tal es el caso del sitio "La Jaula".

La Jaula es un portal en el que puedes inscribir a tu escuela para escribir y leer "chismes" sobre compañeros o profesores. En este sitio se pueden encontrar comentarios como estos (nombres omitidos):


"todos los del **** son un asco una bola de niños feos y geys consiganse una vida quieren no se porq se cren la gran cosa osea su escuela es un asco la unica niña buena on da es ***** de 5 y la mas......."·$%&·$&; es ***** sabian que la gustan las mujeres y la mas perra es ***** bueno adios loooosers".

"todos sabemos que quieres con ***** pero olvidate de esa zorra porque tienes el pene mas chico que un pajaro y una necesita un culote gigante para que la cojas y le baste ***** eres un puto los dos dan asco y hacen que la gente los odie mas ***** tu eres una pendeja a todos les caes mal ya pudranse ***** eres un pendejo saludos".



Comentarios hechos por niños entre 9 y 11 años, que en ocasiones pasan de los insultos a las amenazas directas de golpizas.

Desde hace tiempo se conoce la existencia de este sitio y ha sido denunciado, pero debido a que no hay legislación al respecto no se puede cerrar. Mientras tanto, los administradores lucran con la publicidad e instan a sus excesivamente jóvenes usuarios a que firmen para que no cierren la página.

De las escuelas inscritas en el portal, las hay tanto públicas como privadas, de Primaria en adelante. Lo más preocupante es que muchos padres de familia no están al tanto de esto.

Esta es una razón de peso para aumentar la comunicación con los hijos, fomentar los valores y supervisarlos cuando usan medios como Internet. Sabemos además que una amenaza "virtual" tiene muchas posibilidades de llevarse a cabo, por lo que se deben denunciar este tipo de sitios y actividades a las autoridades escolares y los padres de familia.

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