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NIÑOS AGREDIDOS



Esta semana salió un artículo en Reporte Índigo, que tristemente refleja la realidad de los niños agredidos en México.

NIÑOS AGREDIDOS


Cuando hablamos de niños agredidos, no nos referimos a esos pequeños que son golpeados o maltratados psicológicamente por sus padres u otros adultos (lo cual es otro problema igual de grave), sino aquellos que son atacados por sus propios compañeros de clase.

En ese caso estuvo Alondra (nombre modificado), la niña sobre la que habla Reporte Índigo. Y es que un día Alondra fue agredida por algunas de sus compañeras de aula: la amarraron a una silla y le hicieron varios cortes en los brazos con una navaja.

Los padres de Alondra hicieron lo que se debe hacer: denunciar la agresión en un Ministerio Público; pero a pesar de esto la justicia no llegó para Alondra ni para su familia.

El Ministerio Público se dedicó a exigir más y más pruebas de que Alondra realmente había sido agredida, como si las cicatrices, la angustia y las pesadillas nocturnas no fueran suficiente.

La directora de la escuela criticó a los padres por no haber acudido a ella en vez de las autoridades judiciales. Imagínese usted que alguien en algún restaurante lo secuestra, lo amarra y lo corta con una navaja, y el dueño del negocio en vez de llamar a la policía le reclama a usted por no avisarle; y encima de todo cuando su familia decide denunciar los hechos, el comerciante le dice que no es para tanto porque está de moda que a uno lo amarren y lo corten. Suena ridículo; pero es lo que la directora del plantel le dijo a los padres de Alondra: que es una moda.

La escuela por supuesto no hizo nada excepto ofrecer cambiar a la niña de salón.

Mientras tanto, las amenazas continúan para la niña agredida. Los agresores le envían mensajes ofensivos a su correo y a u perfil de Facebook, la hostigan y la amenazan de muerte. Y dado que es una niña, nadie toma el caso en serio.

Esa es la realidad con los niños agredidos, que los adultos seguimos creyendo que son juegos de niños aunque se ponga en peligro la vida humana y aunque se arruine la vida física y emocional de una persona.